Los nombres utilizados para este fenómeno son la personificación ordinal-lingüística, la personificación lingüística-ordinal, la personificación de secuencias, secuencia-personalidad o la personificación a secas.
A veces recibe el nombre de OLP, por sus siglas en inglés (ordinal linguistic personification). No me consta que se utilice POL o PLO por sus siglas en español todavía, pero supongo que todo llega. También se puede utilizar el nombre “personificación de grafemas” para hablar de la personificación de letras y de números, que son dos de sus manifestaciones más frecuentes. Los nombres “secuencia-personalidad” y “sinestesia social” también se han empleado alguna vez.
¿Cuál es la prevalencia de la personificación
ordinal-lingüística?
A día de hoy no hay cifras concluyentes, aunque parece ser un tipo de sinestesia relativamente común. Un interesante estudio por Amin et. al (2011) (en inglés) encontró que era bastante frecuente entre la población sinestésica: el 33% de los 248 sinéstetas entrevistados refirieron atribuir géneros y/o personalidades a las letras o los números. Sin embargo, al repetir la prueba después de algún tiempo solo el 10% describieron sus personalidades de forma suficientemente parecida para poder ser considerados auténticos personificadores de grafemas. Sean Day y Julia Simner/Emma Holenstein sugieren una prevalencia de algo menos del 5%. Sin embargo, a juzgar por las muchas referencias detalladas que se encuentran de este fenómeno, sospecho que la cifra fácilmente podría ser de más del 10% y que es uno de los tipos más frecuentes de sinestesia. La dificultad de diseñar una prueba simple y fiable para determinar el grado de consistencia (como las que existen para el grafema-color, por ejemplo) dificulta la obtención de una cifra representativa.
¿Cuándo se considera sinestesia?
Ciertos tipos de personificación se consideran tipos de
sinestesia, a pesar de tener algunas diferencias con lo que normalmente se
acepta como tal: primero, que el concurrente sinestésico es figurativo o
conceptual (normalmente la sinestesia provoca experiencias más abstractas como
colores o formas geométricas), y segundo porque no parece ser exclusivo a las
personas sinestésicas, aunque quizás sea mucho más común en estas últimas y se manifieste
con más fuerza. (Para los tipos de personificación que no se consideran sinestesia,
ver la descripción más abajo.)
Estos son los principales tipos de personificación que se consideran sinestesia: Son todas personificaciones de series o secuencias de elementos. Los enlaces llevan a la página sobre cada tipo.
La personificación de grafemas
La personificación de otras secuencias
Objetos u otros elementos que forman parte de series o secuencias
Un ejemplo interesante de esta última categoría es:
La personificación de cubiertos (cuchillo, tenedor y cucharas)
La personificación de secuencias musicales
Notas, acordes y otras secuencias musicales
Y ¿cuándo no es sinestesia?
Aquí hay algunos tipos de personificación que NO se
consideran sinestesia:
- la pareidolia: reconocer automáticamente caras y otros
rasgos humanos en figuras inanimadas, como por ejemplo caras formadas por las puertas
y ventanas de las casas o por grietas y marcas en las paredes, figuras de
personas en las nubes o en el pan tostado, etc. Tiene más que ver con el
reconocimiento de patrones, o un acto reflejo de memoria-predicción.
- El antropomorfismo afectivo: esto significa sentir empatía y compasión por
los objetos inanimados. Ocurre con cierta frecuencia en las personas sensibles
en general, las personas en el espectro autista, los sinestésicos (sin ser considerado
un tipo de sinestesia) y las personas que viven solas. Consiste en tener actitudes como sentir
tristeza por objetos que se hayan quedado solos, deseos de proteger un objeto
dejado al frío, intentar dar un trato igualitario a todos los objetos y no
favorecer uno sobre otro, etc. Es un hábito sensible y simpático que puede
llevar a comportamientos perfectamente inocuos como por ejemplo comprar el
último producto en la estantería del supermercado o alguno que esté roto o
tener demasiado apego a los objetos personales y ciertas dificultades para
prescindir de ellos, aunque también en algunos (pocos) casos más graves puede contribuir
a trastornos como el síndrome del acaparador o el TOC (trastorno
obsesivo-compulsivo).
- el pensamiento animista: la atribución de características
humanas a peluches, muñecos y otros objetos queridos, que remite a la forma de
pensar de los niños pequeños antes de que aprendan a distinguir claramente entre
lo animado y lo inanimado. Cuando una persona le da un nombre a su coche o su
ordenador probablemente es una manifestación de este tipo de pensamiento, por ejemplo.
Última actualización
de esta página: 25 marzo 2023
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